centroamérica entre líneas
Centroamérica entre líneas: un blogcast de libros
Fermentado en mi piel
0:00
-16:49

Fermentado en mi piel

de Yolany Martínez

Si tuviésemos que describir la realidad centroamericana desde la óptica de la cotidianeidad podríamos calificarla como violentamente feliz. Una realidad que avanza y retrocede alternativamente envuelta en la paradoja de que la violencia se mimetiza con el paisaje: el mercado y los comercios abren todos los días, aunque haya extorsiones, hay bodas, carnavales, partidos de fútbol y celebraciones de diversa índole, aunque aún existan miles de personas desaparecidas, especialmente por los pasados conflictos armados. Una realidad en la que la risa convive con el duelo no resuelto y la música y el bullicio no contradicen la violencia, sino que la acompañan.

La realidad centroamericana es una realidad violentamente feliz que realiza un ejercicio de malabarismo constante entre una felicidad que no ignora la violencia, sino que florece a pesar de ella. La realidad centroamericana también es coercitivamente democrática, cuyas instituciones democráticas siguen siendo frágiles. Las judicaturas y los organismos electorales todavía se inclinan ante el poder político y económico, especialmente ante sus avorazadas élites; y los ejércitos, aun cuando supuestamente se subordinaron al poder civil, siguen siendo una amenaza real para la democracia, como lo muestran actualmente Nicaragua y El Salvador.

Centroamérica sigue teniendo elevados niveles de desigualdad y exclusión social. Los países de la región heredaron del siglo pasado, esto es el siglo XX, políticas de corte neoliberal que poco hicieron para mejorar la calidad de vida de las mayorías. Y los que decidieron dar un giro de timón y orientar sus políticas con enfoques menos favorecedores a sus élites empresariales, tampoco están logrando cerrar las brechas de desigualdad, ahondadas por el impacto de los desastres naturales y la expoliación de las arcas del Estado.

La realidad cotidiana en Centroamérica transita a caballo entre el Realismo mágico y el Surrealismo trágico. Un terreno abonado para la supervivencia afectiva en el día a día, en el que la resiliencia es el único salvavidas en la cotidianeidad de las relaciones de sus habitantes. Si en este contexto ya es difícil vivir en Centroamérica, las relaciones interpersonales pueden marcar la diferencia entre mal vivir o llevar una vida plena.

Las insanas y enfermas relaciones personales nos llevan al desgaste diario de sobrevivir. En la mayoría de los casos, consumimos demasiada energía en relaciones enfermas que lejos de aportarnos bienestar, crecimiento y felicidad, nos aportan una constante frustración. Sin embargo, también hay casos en los que las relaciones personales saludables y equilibradas son clave para nuestro bienestar diario. Cuando cultivamos vínculos que nos nutren emocionalmente, experimentamos crecimiento, felicidad y una mayor plenitud. Invertir nuestra energía en relaciones sanas definitivamente nos fortalece y nos aleja del desgaste emocional, permitiéndonos vivir con más armonía y propósito.

Escribir sobre las relaciones humanas en Centroamérica es navegar en un mar de contradicciones, especialmente si la voz poeta o narradora es la de una mujer. Y es que en el istmo centroamericano, las brechas de género características en la región, especialmente en las áreas rurales, se ceban en las mujeres centroamericanas: las diferencias abismales en el acceso a tierra, bienes de producción, acceso a servicios financieros y educación, aunado a los roles tradicionales que responsabilizan a las mujeres de las labores domésticas, limitan su acceso al mercado de trabajo y aumentan su vulnerabilidad ante situaciones de inseguridad alimentaria, sobre todo cuando estas son cabezas del hogar.

Como dice el escritor hondureño Salvador Madrid, la sensibilidad de las mujeres, su situación y realidad en el mundo patriarcal moldean miradas estéticas y posturas cuya percepción siempre ha sido luminosa y sólo parece equivocada y radical cuando otros hombres y mujeres son retrogradas. Cuando tienes los pies en el mundo y no vives en una burbuja literaria entiendes la vida, y por supuesto comprendes y escribes mejor.

Y si existe una escritora que es consciente de su contexto y vive con los pies en el mundo ella es la poeta hondureña Yolany Martínez. En el blogcast del día de hoy, nos sumergiremos en los versos de su primer poemario, Fermentado en mi piel.

Fermentado en mi piel es un recorrido personal de la poeta Yolany Martínez. Un poemario cuya poesía emerge con una voz reposada y profunda que refleja una intensa búsqueda y afirmación de sí misma. Un poemario íntimo e intimista de versos de una extrema sencillez que precisamente, por ser austeros, implican gran profundidad.

En su poema El reto, la poeta declama:

Mi vientre mutilado busca un espacio

estoy preñada de leyes.

En Fermentado en mi piel, la voz poeta de Yolany Martínez se inclina por la sensualidad arropada de erotismo, y desde las fronteras de su cuerpo canta el deseo, pero también su circunstancia como creadora, como mujer y voz sensible entre la desesperanza.

En su poema Amenaza, la poeta escribe:

Bostezo

y mi cuerpo estrangula

la cama tendida sin remedio.

Cada cosa en su sitio

menos tú.

La voz poética de Yolany habla sin prejuicios, muy segura de sí misma. La piel desnuda con la que se elabora el poema proyecta el sutil intercambio erótico, natural y primitivo, en el antiguo ritual del amor sexual:

En su poema, Mitad, la poeta declama:

Yaces

tirado, besando la mitad de mi alma,

yaces

sin palabras, como

culpable de un delito, como quien se resigna a la muerte,

y yaces,

de algún modo entre la caligrafía de mi piel,

entre

la idolatría de mis manos.

Fermentado en mi piel es el primer poemario de esta escritora, determinando una mirada permanente en la poesía de Yolany Martínez: el erotismo. De algún modo en este poemario la irreverencia es su mayor arma. Y conforme vamos fluyendo en su lectura, la soberanía erótica de la poeta, así como la plenitud de su feminidad se van concretando, como un proceso de fermentación, una voz que habla por sí misma, en la potestad absoluta de quién y cómo es, sin arrepentimientos, causas o pretextos.

En el poema Los demás, Yolany escribe:

Que hablen, que me pregunten

que critiquen, que blasfemen.

Todo cae por su peso

y tú y yo

por humanos.

Yolany Martínez es una poeta que ha crecido en su poesía y ha caminado con ella. El escritor, crítico literario y gestor cultural hondureño Salvador Madrid vaticina que la poeta Yolany devendrá en una voz poética mucho más reveladora en la que el erotismo se nutre no sólo del instante donde el deseo alcanza su radiante belleza, sino que toca cada instante de la vida cotidiana, se vuelve una manera de ser y de asumir el mundo en todo su sentido. Yolany Martínez, en su devenir poético, evolucionará desde una búsqueda interior hacia una madurez en la creación literaria y en su sentir personal, un estilo particular que sufre un cambio interno y externo en cada uno de sus poemarios.

La poeta crece conforme sus poemas florecen.

En Fermentado en mi piel, que arranca con una poderosa dedicatoria:

A ti, a quien no puedo nombrar

Sin que mis versos florezcan

sentimos crecer a la poeta. Desde el primer poema, armada en la que la poeta afirma

Mi voz se agita,

comanda la batalla,

Aniquila.

Hasta el poema X, que cierra su poemario:

He gastado

la piel que me cubre el rostro.

No tengo siquiera

la oportunidad de envejecer

con los recuerdos.

La voz poética de Yolany Martínez se vuelca hacia la contemplación interna de su propia autorrealización como mujer que no depende de nada ni nadie para ser quien es: la ama y señora de sus decisiones, de su cuerpo, de su universo. El cuerpo elegido en los poemas de Martínez es la evidencia de una libertad que desea ser explicita porque no se trata del deseo en sí mismo, sino como un arma política y como evidencia de su razón humana ante la historia.

En el poema X, la escritora declama:

Dibujan la frontera,

marcan el centro de

mi propia historia.

Pero en la poesía fermentada en la piel de Yolany Martínez también trasiegan motivos dolorosos, la soledad, la despedida, ese otro universo que comienza en la pérdida, la materialización de una antigua nostalgia que se acumula en los seres humanos y que se intenta sobrellevar al encontrarse con el otro o con la otra. Yolany Martínez, con su poesía, dibuja el cuerpo del erotismo, hondo es su latido y no se permite la negación, ni el señalamiento, es decir, ha dignificado a los que aman, a los que extrañan, a los que prefirieron la herida y el salto hermosamente mortal del deseo. Ella escribe en su poema Sí:

Sí,

he vivido con la sangre

verde de los fines de semana,

con los mitos que dejaste

sobre el arte,

con símbolos

y premoniciones

almacenados en retratos

de nuestro tiempo juntos.

La principal característica de Fermentado en mi piel es que la poeta convierte su cuerpo físico en un prisma por el que se filtra la vida y nos permite contemplarla en toda su magnificencia. Desde la portada hasta la última página, la piel y la desnudez de ella, se prolongan como el elemento primigenio sobre el cual se imprimen los versos:

En su poema Mi historia, ella declama:

Tengo una inmensa espera

en las espaldas

y una danza dormida en la cintura.

El istmo que une

el norte de mi piel

parece sumergirse en crisis.

Janet Gold, critica y literaria estadounidense, profunda conocedora del panorama cultural y literario hondureño afirma que Yolany Martínez, comparte una conciencia aguda de la injusticia social y quienes exploran la fuerza, el deseo y la rebeldía de la mujer. Una cualidad destacada es su sensualidad, una fusión de Eros e intelecto en la que cada pasión nutre a la otra.

La poesía de Yolany Martínez es emergente y retadora. Es una poesía que se construye a partir de la visualización interna que la autora tiene de ella como potente creadora, sin importarle el mundo o el qué dirán. Su poesía es libre de tabús, estridencias, banalidades o causas sociales.

En su poema VIII, ella escribe:

He calculado mi vida

a tu interés,

llevándome de encuentro

mi propio orgullo.

La poesía de Yolany Martínez, fermentada en nuestra piel, es su mecanismo para autodefinirse, auto-realizarse, construirse como mujer y como poeta y forjarse en nuestro mundo. La poeta escribe que le duele el corazón de tanta vida, las uñas de todo el cuerpo. Unas uñas negras que rasgan su universo, espantan la noche y despiden vacío de tanto callar. Ella no sabe dónde guardar el tiempo pues de sujetarlo en sus manos, estas se han roto.Y su boca pierde el aliento cuando intenta pronunciarlo.

Lo que nos queda como lectores, tal vez, es aprender a guardar el tiempo entre nuestras manos, aunque se rompan, o aprender a pronunciar el tiempo aunque nos quedemos sin aliento, mientras los poemas de Yolany Martínez fermentan entre nuestros poros para aferrarse de por vida a nuestra piel.


Yolany Martínez escribió Fermentado en mi piel y Pez Dulce la publicó en 2006.

Yolany Martínez nació en 1977. Es una poeta y ensayista hondureña. Posee una maestría y un Doctorado en Literatura, Lengua y Cultura Hispánica en la Universidad de Oklahoma, USA.

De su producción literaria podemos mencionar los títulos como Fermentado en mi piel, Este sol que respiro, Espejos de arena, Lo que no cabe en las palabras. Algunos de sus escritos aparecen en las compilaciones Garage 69 y Poesía Molotov, ambas editadas por Mónica Gameros. Sus textos también forman parte de la antología de poetas centroamericanos residentes en los Estados Unidos titulada The Wandering Song y en Los trabajos del tiempo.

Entre los galardones y premios recibidos mencionaremos el primer lugar en el “Concurso de Cuento Arturo Martínez Galindo” en 2002, el Premio Nacional de Poesía Los Confines en 2019 por su obra “Lo que no cabe en las palabras”, considerado el galardón más grande de la poesía hondureña. En 2015, su poema «Pájaros de sombra» ganó el First Annual Poetry Night, patrocinado por la asociación Kappa Gamma Epsilon del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Oklahoma.


Fuentes consultadas:

  • Martínez, Yolany. Fermentado en mi piel. Tegucigalpa: Pez Dulce, 2006. ISBN: 99926-37-30-7.

  • Madrid, Salvador (2016). Yolany Martínez: nadie podrá pronunciar dos veces el mismo verbo. En: El blog del poeta Salvador Madrid (7 de septiembre). Recuperado de: enlace.

  • Cortez, Linda María Concepción (2020). La felina desnudez en la poesía de Yolany Martínez. En: Jorge Ernesto Martínez Mejía (27 de julio). Recuperado de: enlace.

  • Yolany Martínez presenta su libro de poesías “Lo que no cabe en las palabras” (2022). En: M&P Magazine (7 de septiembre). Recuperado de: enlace.

  • Martínez, Yolany (2021). País distante. En: Festival de los confines (Poetas de Honduras, 9). Recuperado de: enlace.

  • Pulido Ritter, Luis (2024). Yolany Martínez Hyde, “Lo que no cabe en las palabras”. En: La estrella de Panamá (20 de octubre). Recuperado de: enlace.

  • Osorto, Nubia (2022). Poeta hondureña es elegida presidenta del Consejo Suroeste de Estudios Latinoamericanos. En: Grandes emprendedores (8 de abril). Recuperado de: enlace.

Discusión sobre este episodio